El empresario Steve Kaufman ha demostrado que la necesidad es, de hecho, la madre de la invención.
En 2007, el hijo de Kaufman, Alex, sufría de escoliosis, una curvatura de la columna vertebral que requería que el adolescente usara un torso ortopédico engorroso durante 22 horas al día. El dispositivo le impidió ponerse sus propios zapatos, lo que provocó que Kaufman, un ingeniero de robótica entrenado, encuentre una solución.
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