A Beijing ser la capital de un país que está emergiendo rápidamente como la economía más poderosa del mundo le otogra ciertos beneficios. De hecho, Beijing es la sede del poder, no sólo del gobierno chino, sino también de las principales compañías de medios, empresas de inversión y los conglomerados industriales que están impulsando el auge económico que, sin duda, impidió que la economía mundial caiga por un precipicio.
Esto incluye moda global y casas de lujo, que ahora dependen enormemente de los consumidores en China. En los cinco años transcurridos partes de Beijing han sido dedicadas al crecimiento del branding de las marcas de lujo internacionales. Por desgracia, parece que las cosas han evolucionado tan rápidamente que muchas marcas de lujo no tienen el tiempo para pensar cuidadosamente acerca de cómo la presencia local que estaban construyendo rápidamente tendría que evolucionar para mantenerse en sintonía con los gustos de la rápida maduración de los consumidores chinos de lujo.
Hoy en día, marcas como Gucci, Burberry y Louis Vuitton tienen decenas de tiendas idénticas con los mismos productos en los centros comerciales. Incluso en ciudades de primer nivel, manejan el mismo merchandising visual, la misma publicidad, y los mismos esfuerzos de publicidad y diemensiones físicas de las tiendas.
Por ejemplo la tienda de Stella McCartney en Parkview, centro comercial de Pekín, la fachada de la tienda es excecivamente más grande que la la tienda en sí.
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