NACIONAL: Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México (decisión de política monetaria anunciada el 30 de marzo de 2017):

A continuación se presenta el resumen de la Minuta número 50 correspondiente a la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 30 de marzo de 2017. Al darle lectura a este documento queda muy claro lo que está sucediendo actualmente en la economía nacional e internacional.

1. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA RECIENTE Y PERSPECTIVAS
La presente Sección fue elaborada por las Direcciones Generales de Investigación Económica y de Operaciones de Banca Central, ambas del Banco de México.

1.1. Actividad económica mundial
Los indicadores oportunos y prospectivos sugieren una mejoría generalizada de la actividad económica mundial a finales de 2016 e inicios de 2017, con una moderada fortaleza en las economías avanzadas y una recuperación menos vigorosa en las emergentes. Uno de los aspectos que destaca del gradual fortalecimiento de la economía global es el repunte que ha presentado la producción manufacturera, el cual ha venido acompañado de una mejoría del comercio mundial. Además, se espera que la implementación de políticas fiscales expansionistas contribuya al fortalecimiento de dicha recuperación, en un contexto de un retiro gradual de los estímulos monetarios en algunas de las principales economías. No obstante, persiste una elevada incertidumbre sobre las características que tomarán diversas políticas económicas a nivel global y, en particular, las de la nueva administración en Estados Unidos.

Estados Unidos
En Estados Unidos, la información disponible apunta a una moderación del crecimiento del PIB al inicio de 2017, respecto al cuarto trimestre de 2016 debido, en parte, a factores transitorios relacionados con una menor demanda de energía ante las condiciones climáticas inusualmente cálidas en ese país. En particular, se espera una moderación del gasto en consumo privado, una ligera contracción del gasto público y una menor acumulación de inventarios.
A lo anterior se suma la expectativa de una contribución negativa de las exportaciones netas, la cual se explica, en gran medida, por el mayor dinamismo de las importaciones. En contraste, la inversión residencial y en equipo continúa recuperándose, lo que ha apoyado al crecimiento de la economía.

La producción industrial de Estados Unidos se mantuvo prácticamente sin cambio durante los dos primeros meses del año. Por un lado, el sector de electricidad y gas se contrajo a causa del clima inusualmente cálido durante los primeros meses del año, lo que resultó en una menor demanda de energía. Por el contrario, las manufacturas y la minería continuaron su proceso de recuperación. La de este último sector se explica por la expansión de las actividades de perforación y extracción de crudo a raíz de la mayor estabilidad de los precios de la energía.

Del mismo modo, el mercado laboral de Estados Unidos ha continuado fortaleciéndose. La creación de empleo ascendió a 237 mil nuevas plazas en promedio en enero y febrero, cifra superior al promedio registrado en 2016. Por su parte, la tasa de desempleo se ubicó en un nivel de 4.7 por ciento de la fuerza laboral en febrero, ligeramente por debajo del 4.8 por ciento registrado en enero, a pesar del aumento en la tasa de participación laboral. En este contexto, las remuneraciones promedio por hora registraron un mayor ritmo de crecimiento.

Zona euro
En la zona del euro, los indicadores oportunos sugieren que la expansión durante el primer trimestre de 2017 podría ser similar o mayor a la de los trimestres anteriores. En particular, el índice compuesto de gerentes de compras alcanzó en marzo su nivel más elevado de los últimos seis años, reflejando una recuperación más generalizada entre sectores y economías. Además, el indicador de sentimiento económico alcanzó en febrero el nivel más elevado desde 2011. Por su parte, el mercado laboral de la región continuó fortaleciéndose. En efecto, la tasa de desempleo se ubicó en enero en 9.6 por ciento, la menor tasa desde 2009. No obstante, existen todavía dudas sobre la fortaleza del sector bancario en algunos países y riesgos asociados al proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Economías emergentes
En las economías emergentes, los indicadores oportunos apuntan a una mejoría a principios del año de la actividad industrial, las exportaciones y las ventas al menudeo. En este sentido, el crecimiento de la economía de China en enero y febrero ha sido superior a lo previamente estimado, lo cual podría apoyar la recuperación de estos países. No obstante, el balance de riesgos para su crecimiento continúa sesgado a la baja.

En semanas recientes, los precios internacionales de las materias primas detuvieron el avance que habían venido registrando durante los últimos meses. En particular, los precios del petróleo disminuyeron como resultado de un aumento en la producción en Estados Unidos y ante la posibilidad de que en junio de este año se suspendan los recortes en la producción acordados por los países miembros de la OPEP y otros no miembros como Rusia. De igual manera, los precios de los granos cayeron ante perspectivas climatológicas favorables para la producción en Estados Unidos.

1.2. Política monetaria y mercados financieros internacionales
La inflación general y sus expectativas en las principales economías avanzadas han continuado aumentando, reflejando principalmente los mayores precios de la energía, observados en meses anteriores, una menor holgura en dichas economías y, en algunos casos, la depreciación de sus tipos de cambio.
No obstante, los avances en cuanto a la inflación subyacente han sido moderados y desde niveles bajos, particularmente en Japón y la zona del euro. Así, a excepción de Estados Unidos, los bancos centrales de las principales economías avanzadas no modificaron su postura monetaria en sus reuniones más recientes, aunque dieron señales de que esta podría ser menos acomodaticia hacia adelante debido a la expectativa de una menor holgura en sus economías.

En su reunión de marzo, la Reserva Federal incrementó el rango objetivo de la tasa de fondos federales de 0.75 a 1 por ciento. En su comunicado, esta institución señaló que el deflactor del gasto de consumo personal se ha acercado a su objetivo de 2 por ciento, pero enfatizó que el componente subyacente continúa por debajo de dicho nivel.

Además, destacó que vigilará la evolución de la inflación alrededor de su objetivo de manera simétrica. Adicionalmente, las proyecciones de crecimiento e inflación de dicho Comité no incorporaron cambios significativos, de modo que preservaron su expectativa de dos incrementos adicionales en el rango de la tasa de fondos federales en lo que resta del 2017. Vale la pena destacar que los analistas de mercado también incorporan dos incrementos de 25 puntos base en la tasa de referencia por lo que resta del año, de modo que ahora sus expectativas se encuentran alineadas con las de la Reserva Federal, a diferencia de lo que se había venido observando por varios meses. En contraste, las expectativas reflejadas en cotizaciones de mercado sugieren una normalización más gradual de la política monetaria.

En su reunión de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin modificación los niveles de sus tasas de interés de referencia. Dicha institución continúa esperando que la inflación avance lentamente hacia su meta, desestimando la necesidad de estímulos monetarios adicionales. Lo anterior se debió a que los riesgos para el crecimiento, si bien continúan sesgados a la baja, se han moderado. Además, el BCE revisó ligeramente al alza sus proyecciones para la inflación subyacente de los siguientes años, a pesar de que esta aún no muestra una clara tendencia ascendente.

El Banco de Inglaterra también mantuvo sin cambios su postura monetaria en su reunión de marzo. Dicha institución continúa percibiendo riesgos a la baja para el crecimiento. No obstante, en sus minutas varios participantes han sugerido que solo requerirían de algunos indicios de fortaleza en la economía para votar en favor de un endurecimiento monetario.

El Banco de Japón, en su reunión de marzo, no modificó el monto de su programa de compras de activos. Asimismo, dejó sin cambio su guía para el manejo de la curva de rendimiento, con la tasa de depósito en -0.1 por ciento y la tasa gubernamental a 10 años en aproximadamente cero por ciento.

En el contexto de mayor dinamismo en las economías avanzadas, los mercados financieros de países desarrollados exhibieron un desempeño favorable. Además, algunos eventos de carácter político, particularmente en Europa, contribuyeron de manera positiva al comportamiento de los mercados. Así, en un entorno de baja volatilidad y amplia liquidez, se observó nuevamente una recomposición de portafolios hacia activos de mayor riesgo. Esto se reflejó en un buen desempeño del mercado de deuda corporativa y en un aumento generalizado de los índices accionarios que, en varios casos, alcanzaron niveles máximos históricos.

Sin embargo, en los últimos días, se revirtió marginalmente dicha tendencia ante la falta de acuerdo en el Congreso de Estados Unidos en materia del seguro médico. En este contexto, el dólar se depreció y las tasas de interés de notas del Tesoro de Estados Unidos de largo plazo disminuyeron.

Por su parte, los precios de los activos financieros de las economías emergentes presentaron un desempeño positivo. Dicho comportamiento estuvo asociado principalmente a las mejores perspectivas de crecimiento económico a nivel global, al hecho de que en su último comunicado de política monetaria la Reserva Federal enfatizó que el proceso de normalización de la política monetaria en Estados Unidos será de manera gradual, y a que ahora el mercado asigna una menor probabilidad a que ciertas propuestas de campaña de la nueva administración estadounidense se puedan materializar en el corto plazo.

En este sentido, se han observado importantes flujos de entrada hacia activos de renta fija y renta variable de países emergentes, los cuales revirtieron en su totalidad los montos de salidas observados en las semanas inmediatas posteriores a las elecciones en Estados Unidos.

Por su parte, la postura monetaria en las economías emergentes ha sido diferenciada. En la mayoría de las economías de Asia y Europa emergentes, la política monetaria permaneció sin cambio, ante un escenario de bajas presiones inflacionarias. Otras economías emergentes como Colombia, Chile, Brasil, Rusia e India han relajado su política monetaria a medida que se han disipado los efectos de traspaso de la depreciación del tipo de cambio a los precios. En contraste, en otros países, tales como Turquía y China, los bancos centrales han endurecido su política monetaria, reaccionando a factores idiosincrásicos.

Para el futuro previsible, persiste una serie de riesgos que podrían generar inestabilidad y un repunte en la volatilidad de los mercados financieros. Las valuaciones de algunos activos parecen elevadas y, por lo tanto, son susceptibles de correcciones abruptas. Lo anterior podría ocurrir ante una normalización más acelerada de la política monetaria en economías avanzadas o como resultado de que se perciba una menor probabilidad de que se implemente una política fiscal expansiva y una menor desregulación en Estados Unidos.

Además, políticas proteccionistas que afecten de forma importante el comercio internacional podrían tener un impacto negativo en el crecimiento global. Finalmente, no puede descartarse el fortalecimiento de movimientos nacionalistas como resultado de las elecciones generales en Francia y Alemania.

2. EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA 

2.1.  Actividad económica en México
En el cuarto trimestre de 2016 y a principios de 2017, la economía mexicana continuó creciendo a tasas razonables. En particular, la demanda externa continuó presentando una mejoría. Asimismo, el consumo privado mantuvo una trayectoria positiva en el último trimestre de 2016,
si bien algunos indicadores sugieren un crecimiento más moderado a principios de 2017. En contraste, hacia finales de 2016 la inversión continuó mostrando un débil desempeño.

En efecto, en el primer bimestre de 2017, la demanda externa siguió presentando la reactivación que se observó en el segundo semestre de 2016, lo cual podría explicarse tanto por la depreciación del tipo de cambio real, como por la incipiente recuperación de la demanda global. En particular, tanto las exportaciones manufactureras dirigidas a Estados Unidos, como las destinadas al resto del mundo, continuaron mostrando una tasa de crecimiento mayor.

Con respecto al comportamiento del consumo privado, indicadores oportunos sugieren que su ritmo de expansión a principios de 2017 posiblemente haya sido más moderado que el registrado al cierre de 2016. En particular, los ingresos de las empresas comerciales al por menor se han desacelerado, al tiempo que las ventas de vehículos ligeros en el mercado doméstico mostraron un cambio de tendencia desfavorable, si bien desde niveles elevados. Por su parte, a pesar de que la inversión privada presentó una trayectoria al alza hacia el cierre de 2016, en ese periodo prevaleció la debilidad de la inversión fija bruta en su conjunto, toda vez que la inversión pública continuó exhibiendo una tendencia descendente.

En cuanto a la evolución de la actividad económica por el lado de la producción, el crecimiento en el último trimestre de 2016 y en enero de 2017 reflejó, en buena medida, el dinamismo de las actividades terciarias, toda vez que la actividad industrial continuó mostrando un estancamiento. En particular, la minería mantuvo una trayectoria decreciente, al tiempo que persistió el débil desempeño en la construcción. En contraste, siguió observándose la recuperación que la producción manufacturera ha exhibido desde mediados de 2016. Respecto al comportamiento de las actividades terciarias, los rubros que más contribuyeron a su crecimiento en este periodo fueron los de comercio, transporte e información en medios masivos, servicios financieros e inmobiliarios, y servicios profesionales.

2.2. Evolución y perspectivas de la inflación
En febrero y la primera quincena de marzo, la inflación general anual continuó presentando una trayectoria ascendente. Por una parte, los efectos de la depreciación que experimentó la moneda nacional siguieron manifestándose en la inflación subyacente. Por otra, los incrementos en los precios de algunos energéticos ocurridos a principios de año se reflejaron en que el componente no subyacente mantuviera elevadas tasas de crecimiento anual, además de que han dado lugar a impactos indirectos, naturales y esperados, sobre los precios de algunas mercancías y servicios que los utilizan como insumos. De esta forma, la inflación general anual aumentó de 4.72 por ciento en enero de 2017 a 5.29 por ciento en la primera quincena de marzo. 

Entre enero de 2017 y la primera quincena de marzo, la inflación subyacente anual pasó de 3.84 a 4.32 por ciento. La tendencia al alza de la inflación subyacente se explica por los incrementos en los precios relativos de las mercancías respecto de los servicios, lo cual podría estar reflejando el mayor reconocimiento del efecto acumulado de la depreciación cambiaria que, hasta hace pocos meses, parecería haberse traspasado parcialmente.

En adición, los incrementos observados en los precios de ciertos bienes y servicios han sido producto, en la mayoría de los casos, de los efectos indirectos derivados de los incrementos en los precios de los energéticos.

Las medidas implementadas a principios de 2017 por la autoridad, en el marco del proceso hacia la liberalización de los precios de energéticos como la gasolina y el gas L.P., continuaron afectando la inflación medida en términos anuales y, en particular, la tasa de crecimiento del componente no subyacente. Adicionalmente, en la primera quincena de marzo aumentó el ritmo de crecimiento del subíndice de precios de los productos agropecuarios, si bien desde niveles bajos. De esta forma, la inflación no subyacente anual se incrementó de 7.40 a 8.24 entre enero de 2017 y la primera quincena de marzo.

Las medianas de las expectativas de inflación provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado continuaron reflejando la anticipación de un aumento temporal en la inflación. En efecto, si bien aquellas correspondientes al corto plazo se ajustaron nuevamente al alza, aunque en menor magnitud que en el mes previo, las de mediano y largo plazo no registraron incrementos adicionales. En particular, la mediana para el cierre de 2017 aumentó de 5.24 a 5.40 por ciento entre las encuestas de enero y febrero de 2017, en tanto que en este lapso la del cierre de 2018 y las de horizontes de más largo plazo permanecieron en 3.8 y 3.5 por ciento por ciento, respectivamente. Por lo que respecta a las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años), estas continúan ubicándose ligeramente por encima de 3 por ciento, si bien volvieron a presentar incrementos moderados en su lectura más reciente. Mientras tanto, la prima por riesgo inflacionario asociada a ellas mostró una ligera disminución, luego del importante incremento que registraron el mes previo.

Se anticipa que durante lo que resta de 2017 la inflación general anual se vea afectada de forma temporal, tanto por los cambios en precios relativos de las mercancías respecto de aquellos de los servicios, como por el impacto transitorio del proceso de liberalización de los precios de las gasolinas. De esta forma, se espera que durante 2017 la inflación general anual se ubique por arriba de la cota superior del intervalo de variabilidad asociado al objetivo del Banco de México, retomando una tendencia convergente hacia la meta durante los últimos meses del año, situándose cerca de 3 por ciento al cierre de 2018. Para la inflación subyacente, las previsiones indican que en 2017 se mantendrá en niveles superiores al objetivo permanente, retomando una tendencia convergente al objetivo de 3 por ciento en los últimos meses de dicho año y en 2018. Así, se espera que tanto la inflación general, como la subyacente, converjan nuevamente a la meta al irse desvaneciendo los efectos de los choques mencionados y conforme vayan surtiendo efecto las medidas de política monetaria implementadas desde diciembre de 2015 como las que se requieran hacía adelante, así como a que no se anticipa que se presenten presiones inflacionarias derivadas de la demanda agregada.

Las previsiones anteriores se encuentran sujetas a riesgos, entre los que destacan los siguientes. Al alza, el principal es que el número de choques que se han observado incremente la probabilidad de efectos de segundo orden sobre la inflación. En particular, destaca el que los incrementos en los precios de los energéticos hasta ahora registrados impulsen más allá de su impacto natural los precios de aquellos bienes y servicios que los utilizan como insumos en su producción. Además, si bien recientemente la cotización del peso frente al dólar ha mostrado una apreciación significativa, persiste el riesgo de que puedan elevarse aún más las expectativas de inflación como consecuencia de que la moneda nacional experimente nuevos episodios de depreciación derivados de la incertidumbre que persiste en el entorno externo. Finalmente, que se presenten aumentos de precios de los bienes agropecuarios, si bien su impacto sobre la inflación sería transitorio. A la baja, la apreciación de la moneda nacional se podría consolidar, además de que los precios de los energéticos podrían reducirse, en congruencia con sus referencias internacionales.

3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA
En este contexto, con el objeto de evitar contagios al proceso de formación de precios en la economía, anclar las expectativas de inflación y reforzar la contribución de la política monetaria al proceso de convergencia de la inflación a su meta, y tomando en cuenta el incremento de 25 puntos base en el rango objetivo para la tasa de referencia de la Reserva Federal de Estados Unidos, la Junta de Gobierno ha decidido por unanimidad incrementar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 25 puntos base, para ubicarla en 6.50 por ciento.

Hacia adelante, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, en especial del traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio y de las cotizaciones de las gasolinas al resto de los precios, así como la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos y la evolución de la brecha del producto. Esto, con el fin de estar en posibilidad de continuar tomando las medidas necesarias para lograr la convergencia eficiente de la inflación al objetivo de 3.0 por ciento.

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