La empresa brasileña supera la crisis con la exportación de sus marcas Melissa e Ipanema.Los gemelos Alexandre y Pedro Grendene fundaron, a principios de los años setenta del siglo pasado, una pequeña fábrica de rejillas de plástico para cubrir garrafones de vino en Farroupilha, en el estado de Rio Grande do Sul, el más meridional de Brasil. Pero quiso el destino que los Grendene cubrieran mucho más que botellas: hoy los pies de miles de personas visten el apellido de la familia. Aquella pequeña empresa se ha convertido, 40 años después, en una de las mayores productoras mundiales de calzado de plástico.
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