MÉXICO: Tras el ajuste en la política económica, ¿qué podemos esperar?

La decisión de la Junta de Gobierno del Banco de México, de aumentar su tasa de interés objetivo en 

50 puntos base, para situarla en 3.75% tomó por sorpresa a la inmensa mayoría de analistas 

financieros. La decisión se tomó ante el temor de que el alza en el tipo de cambio, que llevó al dólar 

interbancario a niveles superiores a los 19.25 pesos hace unos días, se traduzca en mayor inflación.

Este temor se fundamentaba principalmente en el hecho de que la inflación anualizada había 

aumentado de 2.13% en diciembre de 2015 a 2.61% en enero de 2016; y lo que resultaba aún más 

preocupante para el Banxico era que en el primer mes de este año la inflación subyacente fue de 

2.64%, su nivel más alto desde diciembre de 2014; y la perspectiva de la mayoría de los analistas era 

de que ésta seguiría aumentando en la medida en que continuaba ajustándose al alza el tipo de 

cambio. Esto tiene sentido ya que en diciembre de 2015 el tipo de cambio promedió 17.063 pesos, en 

enero de este año fue de 18.077 y en los días previos a la decisión del Banxico de subir su tasa de 

interés el dólar rondaba los 19.20 pesos.

El efecto inmediato tras el anuncio del miércoles 17 de febrero por parte de la Junta de Gobierno del 

Banxico fue una baja en el tipo de cambio interbancario hasta 18.28 pesos y de hecho cerró el 

viernes 19 en 18.275 pesos, por lo que la semana que recién concluyó fue la mejor para el peso 

desde el año 2011.

Tras este anuncio, sumado al recorte del gasto público por 132.3 miles de millones de pesos (32.3 

mmdp por parte del gobierno federal y 100 mmdp por parte de PEMEX), la gran incógnita de una 

enorme mayoría de empresarios es ¿Qué pasará con el crecimiento económico, la creación de 

empleos y con el tipo de cambio en el corto y mediano plazo?

Cualquier libro de texto de economía explica con claridad cuáles son las políticas económicas 

expansivas y cuáles son las restrictivas. Y en este caso, tanto los recortes al gasto público como el 

alza en las tasas de interés entran dentro de la categoría de restrictivas, por lo que de entrada 

podemos esperar que la meta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de alcanzar un 

crecimiento del PIB este año de entre 2.6% y 3.6% no se cumplirá, y lo más seguro es que éste ni 

siquiera llegará al 1.8 por ciento.

Esto se debe a que el ajuste al gasto público representa 0.7% del PIB, y el alza en las tasas de 

interés frenará el crecimiento del consumo y la inversión productiva, hará que empresas y gobierno 

paguen más intereses por sus deudas, lo que a su vez afectará negativamente a la demanda 

agregada y al crecimiento económico. 

Desde luego que en la medida en que se frena el crecimiento del PIB, el ritmo de creación de 

empleos será también más lento, lo que terminará por apagar el incipiente crecimiento económico 

nacional sustentado en el incremento del mercado interno. En la entrega de hace una semana 

mencionábamos que de acuerdo a estimaciones propias, la masa salarial ha crecido en los últimos 

tres años a una tasa promedio anual de apenas 0.81%, por lo que el menor ritmo de crecimiento del 

empleo cancelará este crecimiento del mercado interno.

Ahora, en cuanto al tipo de cambio, hay diversos analistas que señalan que la baja del dólar a niveles 

de 18.30 pesos en temporal, pero que la trayectoria ascendente del dólar continuará dado que no se 

espera un repunte en los precios del petróleo (Irán ya aumentó sus exportaciones diarias en medio 

millón de barriles diarios) y el alza en las tasas de interés ocasionará un menor crecimiento 

económico, lo que ahuyentará inversión productiva y en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). 

Además de que subsisten los riesgos por las posibles alzas en las tasas de interés por parte del 

Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), lo que presionará al peso nuevamente en 

los días previos a la reunión de su Comité en función de la evolución de los indicadores económicos 

del vecino del norte; y una vez que se materialicen las alzas de intereses en los Estados Unidos 

veremos mayores aumentos en la tasa en México, por lo que si la FED decide subir a lo largo de 

2016 su tasa de interés en medio punto porcentual veremos en México un alza en la tasa de interés 

objetivo del Banxico hasta niveles de entre 4.25 y 4.75 por ciento.

Por su parte, continua el nerviosismo por el desempeño de la economía china, la cual reportó en 

enero de este año una caída interanual de sus exportaciones de 6.6%, mientras que las 

importaciones se contrajeron 14.4 por ciento. Estos datos confirman la debilidad de la demanda 

agregada a nivel mundial y hacen prever que los precios de las materias primas continuarán a la baja, 

en especial del petróleo, como ya se señaló. 

Otro aspecto que se debe destacar es que el impacto en el recorte del gasto público en 132 mmdp, 

de alguna forma será nulificado por los mayores costos financieros asociado al aumento en las tasas 

de interés por parte del Banxico.  De acuerdo con cifras de la SHCP, al 31 de diciembre de 2015, el 

saldo de la deuda neta total del Sector Público Federal fue equivalente al 43.2% del PIB (unos 8.160 

billones de pesos), por lo que un alza en un punto porcentual en la tasa de interés de los Cetes 

implica aproximadamente 81.60 miles de millones de pesos adicionales de pago de intereses.   

Si a esto le sumamos el hecho de que el alza en las tasas de interés y el recorte en el gasto público, 

que se traducen en menos crecimiento económico, provocarán una menor recaudación de impuestos, 

la situación de las finanzas públicas de México está lejos de haber mejorado tras los anuncios de la 

semana pasada, y de lo que si podemos estar seguros es de que el Servicio de Administración 

Tributaria (SAT) intensificará sus actos de fiscalización en aras de alcanzar su meta de recaudación 

de impuestos de 2.407 billones de pesos establecida en la Ley de Ingresos 2016.

Desde luego que todos estos aspectos de debilidad económica que señalo aquí son bien sabidos por 

parte de inversionistas extranjeros, por lo que se dan cuenta de que no obstante el alza en la tasa de 

interés en México el miércoles 17 de febrero, realmente no ha cambiado estructuralmente la 

economía mexicana, la cual sigue con problemas fiscales y crecerá menos que en 2015. Es por esto 

que más probable es no tardaremos mucho tiempo en volver a ver al dólar en niveles superiores a los 

19 pesos por dólar. 

A manera de conclusión podemos señalar que todo parece indicar que el Banco de México se 

precipitó al haber aumentado su tasa de interés objetivo con el fin de darle un respiro temporal al 

peso. El costo de haber bajado el dólar de 19.20 a 18.20 será muy alto para la economía en materia 

de crecimiento económico y creación de empleos; y la incertidumbre respecto a las variables 

macroeconómicas básicas continuará en los próximos meses, y se intensificará en la víspera de las 

reuniones del Comité de la FED. 

El más grande riesgo para la economía nacional es que las decisiones de política monetaria del 

Banxico pierdan credibilidad y se intensifiquen los ataques especulativos en contra el peso. Esto es, 

que el tipo de cambio deje de responder a la baja ante las alzas en la tasa de interés. Si esto sucede 

entonces el dólar puede irse hasta niveles de 20 pesos o más, y en el inter el Banxico podrá vender 

discrecionalmente miles de millones de dólares de reservas internacionales. Al parecer entonces, el 

precio de mantener la inflación por debajo del 3% será muy caro e implicará muchos sacrificios por 

parte de los mexicanos.

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