Ante la persistencia de dificultades macroeconómicas vinculadas al precio del petróleo y la inestabilidad social, el Banco de México recortó el intervalo de crecimiento esperado para el 2015 y el 2016. Para este año, deslizó hasta 2.5% el piso de su previsión de crecimiento y dejó el techo en 3.5%, desde un rango previo de entre 3 y 4 por ciento.
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