MYANMAR: Doblan las campanas por la industria textil, el empleo y la esperanza.
El negocio ya había sufrido problemas por la crisis del coronavirus, pero tras el golpe de Estado del 1 de febrero, en el que su fábrica fue incendiada por la creciente oleada del sentimiento antichino y que desencadenó protestas masivas y medidas muy severas, los pedidos se detuvieron.