Quinientos años después de que los portugueses se convirtieron en los primeros europeos en establecer el comercio marítimo con China, una ciudad del norte de Portugal está preparando a su juventud para garantizar un nuevo equilibrio en el gigante asiático. Sao Joao da Madeira, capital del calzado que se especializa en calzado de lujo, ha hecho el mandarín obligatorio para sus niños de 8 y 9 años de edad, para asi establecer a futuro una relación de negocios con China.
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