La Gran Reclusión obliga a la moda a despedirse, al menos temporalmente, de su eterna promesa. La crisis del coronavirus penalizará a todas las economías del planeta y en especial a Latinoamérica, el mercado refugio para la moda, que antes del Covid-19 apuntaba a un crecimiento en la región del 9% para el periodo de 2019 a 2022.