Las profesiones relacionadas con la industria, la construcción, la siderurgia, la metalurgia o electricidad son las que entrañan mayor riesgo para los pies y, por tanto, requieren mayor protección. El 25% de las lesiones producidas en los pies en el entorno laboral son incapacitantes y las más comunes son pinchazos, laceraciones, esguinces y trituraciones.
El calzado ideal
El Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) recomienda que el calzado protector tenga un peso inferior a 800 gramos, con una altura del tacón menor a 5 centímetros, para evitar que se incremente la presión en la parte media del pie y ofrezca, al mismo tiempo, confort al caminar.
Otros aspectos a tener en cuenta son una buena capacidad de absorción del sudor, una punta del zapato que permita la libertad de movimiento de los dedos de los pies y un contrafuerte rígido que sirva para ajustar el talón y los movimientos de pronosupinación. Se aconseja además que el calzado de seguridad sea uno o dos números más grandes que el número del calzado habitual utilizado por el trabajador.
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